Cuando un nuevo Ser llega al mundo, ingresa a un espacio totalmente diferente del vientre de su madre, en donde se encontraba seguro, cuidado, protegido y contenido, con todas sus necesidades satisfechas, para luego comenzar a formar parte de una nueva realidad, en donde todo resulta desconocido, lo cual enfrenta al nuevo Ser a un estado de indefensión total. Es en este momento en que el papel de los Otros cobra vital importancia, Otros que a lo largo del transcurrir de la vida irán formando parte de la construcción de la Subjetividad de ese Sujeto.
Y de esta manera se va constituyendo el Ser -en interacción con Otros-, un Ser que es propio, que pertenece, que se construye día a día, a través de las formas de actuar, de decidir, de pensar, de vivir. Un Ser que permite ser único, singular, particular, diferente.
A medida que el Sujeto crece y se desarrolla, comienza a formar parte de diferentes ámbitos o espacios, dentro de las cuales van incorporando y construyendo formas de pensar, percibir, actuar y relacionarse. Esto implica hablar de un proceso de socialización, y a la vez, de construcción de subjetividad, entendidos como procesos continuos, en los que cada sujeto aprehende, aprende y transmite aspectos sustantivos, significativos y simbólicos del mundo social que los involucra en un espacio y un tiempo específicos (LESCANO, 1999)[1].
Se puede decir que, de esta manera, el sujeto va edificando su propia historia y en la misma medida contribuye a la construcción de la historia social, de esos espacios en los que se encuentra inmerso, los cuales le transmiten y le inscriben significaciones a ese sujeto, colaborando así en la construcción de su subjetividad.
Desde esta mirada, acerca del Sujeto en construcción con los Otros que lo rodean, puede empezar a pensarse en la influencia que recibimos entonces -ya sea positiva o negativa- de aquellas instituciones en las que nos vamos sumergiendo a lo largo de la vida. En principio, nacemos en el seno de una FAMILIA que nos brindará sostén fisiológico y emocional; luego nos “meten” en la institución EDUCACIÓN donde aprendemos a socializar con sujetos que tal vez sean muy distintos de nosotros mismos como sujetos, y el aprendizaje en sí se estructura en función a un sistema de reglas englobados en la Institución Escuela; llegando a la adultez nos vemos inmersos en la vida LABORAL –a excepción de aquellos donde por cuestiones inherentes a la realidad social en la que se vive la vida laboral comienza antes de lo esperado- y nuevamente se empieza a formar una familia.
Este proceso no se da de igual manera para todos, ya que las condiciones de vida en las que nos vamos desarrollando no son las mismas para todos, sea por elección cultural, nivel socio-económico, elección personal o por cuestiones que hacen a la segmentación social. Estas son temáticas que realmente condicionan la construcción de la subjetividad y que llaman a la reflexión. Desde estos párrafos podrían desglosarse muchas cuestiones a repensar con las que nos enfrentamos día a día, a nivel personal o general, acerca de las posibilidades que nos brinda -o no- la vida social para poder construirnos como sujetos, con todo lo que ello implica.
El CONSTRUIRSE CON OTROS es un proceso que nos favorece como sujetos y nos resulta incondicional, por eso debemos pensarnos como Sujetos productores de nuestra subjetividad, pero también como colaboradores de la construcción de la subjetividad de los Otros. Esos Otros que tienen un poquito de Nosotros, quienes a su vez tenemos un poquito de Ellos.
Asimismo, nosotras proponemos pensar a la construcción de la subjetividad como un proceso personal y social, que se vale de ambos recursos para poder realizarse. Los valores, los sentimientos y la afectividad que depositamos en la relación con el otro, sea cuando sea y del modo que sea, no será un simple hecho, sino que estará impregnado de una complejidad que debemos ir descubriendo. Esto implica conocerse y conocer al otro en la medida de lo posible.
Realizado por: Azuaga Paz, Buchanan Belén y OrfanelliAntonella.
[1] LESCANO, De la Famila a la Escuela, Infancia socializaciòn y subjetividad, Buenos Aires, Santillana, 1999.