sábado, 28 de junio de 2008

Acerca de las dos Alas

¿Por qué las dos alas?, preguntó Eugenia en la entrada anterior. La respuesta mas directa que puedo dar es que el nombre del blog proviene del siguiente fragmento: "La Fe y la Razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad" (1).

La respuesta mas profunda requiere de mas tiempo, mas espacio, y de ese encuentro personal propio de todo acto educativo. Tal vez ese encuentro surja si me ayudan a pensar.

Enseñar, ayudar en el aprendizaje a otra persona lo entiendo siempre como un camino de elevación. El que enseña - y si tomas conciencia de tus propios aprendizajes estimo que podés coincidir conmigo - te hace a volar aunque no pueda seguirte el vuelo.

Cuando estaba eligiendo el nombre, sucedió algo en el patio de casa: el viento hizo caer un pichón de paloma de su nido. Su madre revoloteó, lo localizó, se puso a su lado hasta que se paró en sus dos patitas. Ella voló hasta la medianera. Él lo intentó una, dos, tres y hasta cuatro veces y no lo logró. Su madre bajó otra vez a su lado. Picotearon juntos el piso. Alguna semillita, tal vez. Ella hizo un vuelo corto. Él también. Su madre otra vez alcanzó la pared. El pichón lo intentó nuevamente, y luego de varios esfuerzos, lo logró. El viento intentó tirarlo otra vez. Y aunque perdió el equilibrio, esta vez batió las dos alas y en un vuelo corto alcanzó la rama del primer árbol que estaba a su alcance. Su madre voló hasta la misma rama. Después la naciente palomita voló hasta otra rama mas alta y en un tercer vuelo, dejó ese árbol y se alejó. Yo la perdí de vista. Su madre ya no la siguió. Había aprendido a volar.

Creo que allí quedó definido el nombre que venía dando vueltas en la cabeza. No es facil dar nombre a algo. Mas difícil aun es dar nombre a alguien. En cualquier caso ha de tener significatividad, y ha de ser dado con amor.

En este sentido este espacio virtual, en alguna medida, es entendido como otro de los actos que te propongo para hacerte volar, para enseñarte algo. Las dos alas le han sido dadas a tu corazón, al mío, y al de todos los hombres y mujeres, al de todos los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, adultos y ancianos, a los cuales vas a servir desde tu tarea como psicopedagoga. Ni vos podés batir mis alas, ni yo puedo batir las tuyas; vos ayudarás a batir las alas de quienes se acerquen a vos, y ellos te harán batir tus propias alas. En la enseñanza, el que enseña y el que aprende, sólo pueden volar juntos un corto trecho: el que dura el encuentro educativo. En ese trecho, ambos se conocen un poco mas a sí mismos; de allí que el que enseña generalmente aprende más que el que aprende, porque son muchos - todos los destinatarios de su enseñanza - los que lo ayudan a conocerse a sí mismo.

Luego cuando ya remontamos vuelo, sólo ese corazón alado - el corazón docente- guarda en alguno de sus rincones cada uno de los vuelos que ayudó a remontar, y en alguna medida se expande en los corazones que volaron tras su propia estrella. ¿Acaso no conservamos en nuestro corazón aquella primera maestra, aquel profesor o profesora que nos ayudó a volar en algún sentido; que nos hizo aprender?

En otro lado - ver educazul.blogspot.com - me he referido al Corazón Docente, con mas detenimiento. Por ahora baste esta breve referencia, que espero sirva como primera respuesta. Porque estoy seguro que cada lector/a puede encontrar en esas dos alas otros significados y quizás volcándolos en los comentarios, me ayuden a seguir pensando la importancia de la enseñanza y el aprendizaje.



(1) El fragmento es la transcripción de las palabras con las que comienza la Carta Encíclica que escribió Juan Pablo II a los Obispos de la Iglesia Católica sobre las relaciones entre la Fe y la Razón, y que continúa así: "Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo."

sábado, 21 de junio de 2008

Virtudes Choique


Había una vez una escuela en medio de las montañas. Los chicos que iban a ese lugar a estudiar, llegaban a caballo, en burro, en mula y en patas. Como suele suceder en estas escuelitas perdidas, el lugar tenía una sola maestra, una solita, que amasaba el pan, trabajaba una quintita, hacía sonar la campana y también hacía la limpieza. Me olvidaba: la maestra de aquella escuela se llamaba Virtudes Choique, ordeñaba cuatro cabras y encima, era una maestra llena de inventos, cuentos y expediciones.

Como ven hay maestras y maestras. Ésta del cuento vivía en la escuela. al final de la hilera de bancos, tenía un catre y una cocinita. Allí vivía, cantaba con la guitarra y allí sabía golpear la caja y el bombo.Los chicos no se perdían ni un sólo día de clases. Principalmente, porque la señorita tenía tiempo para ellos. En último lugar estaba el mate codico con leche de cabra, que Virtudes servía cada mañana.

La cuestión es que, un día, Apolinario Sosa volvió al rancho y dijo a sus padres:

- ¡Miren, miren!...¡miren lo que me ha puesto la maestra en el cuaderno! -

Los padres miraron y vieron unas letras coloradas. Como no sabían leer, pidieron al hijo que les dijero lo que allí decía; entonces leyó: "Señores padres, les informo que su hijo Apolinario es el mejor alumno".

Los padres de Apolinario abrazaron al hijo, porque si la maestra había escrito aquello, ellos se sentían bendecidos por Dios.

Sin embargo, al día siguiente, otra chica llevó a su casa algo parecido. Esta chica se llamaba Juanita Chuspas, y voló con su mula al rancho para mostrar a sus padres lo que le había escrito la maestra: "Señores padres: les informo que Juanita es la mejor alumna".

Y acá no iba a terminar la cosa. Al otro día, Melchorcito Guare llegó a su rancho chillando como loco de alegría:

-¡Mire mamita, mire!, la maestra me ha puesto una felicitación de color colorado, acá, miren, vean: "Señores padres, les informo que su hijo Melchorcito es el mejor alumno".-

Así los 56 alumnos de la escuela llevaron a sus ranchos una nota que aseguraba: "Su hijo es el mejor alumno".

Y así hubiera quedado todo, si el hijo del boticario no hubiera llevado su felicitación. Porque les cuento: el boticario, don Pantaleón Minoguile, apenas se enteró de que su hijo era el mejor alumno, dijo:

- Vamos a hacer una fiesta; ¡mi hijo es el mejor de toda la región!. Hay que hacer un asado con baile. El hijo de Pantaleón ha honrado a su padre y lo vamos a celebrar como Dios manda -

Y escribió una carta a la maestra : "Mi estimadísima, distinguidísima y hermosísima maestra: el sábado que viene voy a dar un asado en honor de mi hijo. Usted es la primera invitada, le pido que avise a los demás alumnos para que vengan al asado con sus padres. Muchas gracias. Beso sus pies. Pantaleón Minogulle, Boticario".

Imagínense el revuelo que se armó. Ese día cada chico voló a su casa para avisar del convite. Y como sucede siempre entre la gente sencilla, nadie faltó a la fiesta. Bien sabe el pobre cuánto valor tiene reunirse, festejar, reirse un rato, cantar, saludarse, brindar y comer un buen asado.

Por eso ese sábado todo el mundo bajó hasta la casa del boticario, que estaba mas adornada que nunca. Enseguida se armó la fiesta. Mientras la señoritaVirtudes cantaba una baguala, el mate iba de mano en mano, y la carne del cordero se iba dorando. Por fin don Pantaleón, dio unas palmadas y pidió silencio. Todos prestaron atención. Seguramente iba a comunicar una noticia importante. Y Don Pantaleón leyó el siguiente discurso:

"Señoras y señores los he reunido para festejar una noticia que me llena de orgullo. Mi hijo acaba de ser nombrado por la maestra como el mejor alumno. Nada mas y nada menos."

Levanto el vaso con vino y continuó: "Por eso los invito a levantar el vaso y brindar por este hijo que ha honrado a su padre, su apellido y a su país".

Contra lo esperado, nadie levantó el vaso. Nadie aplaudió. Al revés. Los padres empezaron a mirarse serios. El primero en protestar fue el papá deApolinario:

-"¡Yo no brindo nada acá el único mejor es mi chico!" -

Así comenzaron los gritos porque cada cual desmentía al otro. Entonces se oyó la voz de la señorita Virtudes:

Paren, cuidado con lo que van a hacer! ...Esto es una fiesta...-

La gente bajó las manos y se quedó quieta. Por fin uno dijo:

-Maestra usted ha dicho una mentira, usted le ha dicho a todos lo mismo -

Y Virtudes comenzó a reírse como loca de contenta, y dijo:

- Bueno. Ya veo que ni acá puedo dejar de enseñar. Escuchen bien y abran las orejas, pero abran también el corazón. Porque si no entienden, adió sfiesta. Yo seré la primera en marcharme. Yo no he mentido. He dicho la verdad. Verdad que pocos ven y por esono creen. Voy a darles el ejemplo de que digo verdad. Cuando digo que Melchor es el mejor, no miento; Melchorcito no sabrá las tablas de multiplicar pero es el mejor arquero de la escuela... Y cuando digo que Apolinario es el mejor alumno, tampoco miento. Y Dios es testigo que qunque es un poco desprolijo, es el mas dispuesto para ayudar en lo que sea... -

Y así lo fue haciendo con cada uno de los 56 alumnos. Y agregó:

- ¿Debo seguir explicando? ¿Acaso no entendieron? Soy la maestra y debo construir el mundo con estos chicos, sus hijos. Entonces ¿con qué levantaré la Patria? ¿Con lo mjeor o con lo peor?...-

Poco a poco cada cual se fue buscando su hijo. Y lo miró con ojos nuevos. Porque siempre habían visto principalmente los defectos y ahora empezaban a sospechar que cada defecto tiene una virtud que le hace contrapeso. Y que es cuestión de subrayar, estimular y premiarlo mejor.

Y entonces el boticario gritó:

-¡A comer que el asado está listo ! ...¡Y a brindar porque el festejo hay que multiplicarlo por 56!
Nota: El presente cuento lo seleccionaron Carolina Gregorini y Eugenia Piriz (en la foto), de 4to año de la Carrera en la clase que prepararon para todo el curso para la asignatura Psicopedagogía Institucional. Lo ponemos a consideración de ustedes porque pensamos que puede ayudarlas a subir comentarios a partir de algunos de los temas que venimos trabajando en clase. -

sábado, 14 de junio de 2008

¡Feliz día!

Saludo con afecto a los padres de todas ustedes; no dejen de agradecerles que se hayan abierto al don de la Vida; que las hayan acompañado y las acompañen hasta hoy en el crecimiento; que las hayan educado y se alegren con sus alegrías y se entristezcan con sus tristezas.
Si algo sucedió que impide un diálogo fecundo con sus padres, no por eso dejen de llevarlos en el corazón, que la misma vida se encarga de abrir las puertas que a veces los vientos cierran.
También aquellas de ustedes que son o decidan abrirse a la milagrosa experiencia de la maternidad y paternidad, busquen en estos días en lo profundo del corazón para encontrar los principios que ayudan a encontrar el camino del bien y de la paz.
Un abrazo por intermedio de ustedes a sus padres y un agradecimiento por animarse a dar vida en un mundo que muchas veces se muestra hostil a los que aman la vida.
Si querés aprovechar este espacio para saludar a los padres de tus compañeras no dudes en subir tu comentario.

jueves, 12 de junio de 2008

¿Qué podemos hacer nosotros?

domingo, 1 de junio de 2008

Algo está pasando con el conocimiento...

La entrevistaJoan Costa: "El diseño socializa el conocimiento"

Considerado como uno de los grandes referentes de la comunicación visual en el ámbito hispanoamericano, el catalán Joan Costa ha incursionado como pocos en el terreno de la utilidad pública del diseño: desarrolló áreas de estudio como la señalética, la esquemática y la cientigrafía, y afirma que estas disciplinas sirven, entre otras cosas, "para mejorar la vida de las personas"