martes, 12 de mayo de 2009

Los apuntes de clase



¿Es necesario tomar apuntes de clase en este tiempo en que la tecnología pone a nuestra disposición innumerables instrumentos que nos permiten registrar qué es lo que sucede en el ámbito cotidiano de enseñanza y aprendizaje?
Si. No lo dudes. Si, bajo la condición que el acto de tomar apuntes lo realices como parte constitutiva de tu propio proceso de aprendizaje. Sin agotar el tema, en esta entrada, queremos orientarte en ésta práctica saludable en el nivel superior.
Tomar apuntes” indica ya una decisión voluntaria de tu parte porque tienes que elegir y seleccionar qué apuntar o anotar o tomar nota. En este sentido debe quedar claro que tomar apuntes no es anotar todo lo que dice el profesor. De allí que los apuntes más enriquecedores son los de aquellos que se toman con plena libertad. No olvides que mucho de los libros de la antigüedad que han llegado hasta nosotros, seguramente han sido obra de buenos estudiantes que centraron su atención y tomaron nota de lo fundamental en alguna clase del Liceo, por ejemplo, de Aristóteles.
Hay que tener buenas razones para decidirse a tomar apuntes. He aquí algunas. Trata de fijarte si coinciden con las tuyas. Si tienes otras, compártelas con nosotros en los comentarios:

1. Tomar apuntes nos ejercita en dos procesos básicos de todo estudio: escuchar y redactar.
2. Tomar apuntes nos permite registrar lo que el docente a cargo del espacio considera importante.
3. Los registros nos permiten seguir la lógica de la exposición del profesor, y compararla con nuestros propios procesos de comprensión.
4. Escuchar, procesar la información y registrarla en el apunte son tres acciones que ya inician el proceso de aprendizaje.
5. Al finalizar la cursada los apuntes nos permiten contar con lo indispensable para acreditar el espacio. Aunque no es lo suficiente, si hemos tomado buenos apuntes tenemos lo necesario para preparar una buena evaluación integradora de saberes.
6. Los apuntes, al finalizar el año, nos devuelven los hilos conductores del desarrollo de cada espacio curricular.
7. Los apuntes nos permiten ejercitar nuestra creatividad en el registro de procesos de enseñanza y comparar diversidad de propuestas de parte de quienes nos enseñan.
8. Otras razones ¿Qué tal si las pensás vos? Tal vez quienes están cursando los años superiores nos pueden ayudar a pensar ésta práctica a través de la opción comentarios.

Es conveniente evitar los prejuicios y los estados de ánimo que surgen de las simpatías o antipatías cuasi naturales que despertamos los docentes, y decidirse a concentrarse con atención al momento de tomar apuntes. Esto te permitirá no dudar en interrumpir al profesor cuando haya algo que no entiendas, o algún concepto requiera de mayor explicación para que lo comprendas. En este sentido los apuntes son la expresión de un estudiante activo.
Una de las características básicas de buenos apuntes es su organización: deben seguir criterios de organización y deben ayudarnos a organizar nuestro estudio. En este sentido – si bien hay improntas personales – la experiencia nos lleva a sugerir algunos elementos a tener en cuenta:
1. Conviene tomar apuntes en hojas sueltas que luego puedan ser re-ordenadas, se pueden intercalar textos entre ellas; eliminar las que se consideran superfluas; etc. Una función semejante cumplen los cuadernos anillados a condición que luego le dediquemos tiempo a organizar los registros.
2. El nombre de la materia, del profesor, la fecha de la clase, el número de la clase, el tema o los temas del día; son informaciones que no deberían faltar. Estos datos, en su mayoría, los puedo llevar escritos antes de asistir a clase. Al llegar sólo tendré que agregar el tema del día.
3. No es conveniente llegar a la clase sin saber de qué se trata. Una lectura rápida de los apuntes de la clase anterior y la consulta permanente al proyecto anual de la materia son una guía muy importante para tomar buenos apuntes.
4. No hay que anotar “todo lo que dice el profesor”. Hay que seleccionar la información; atender especialmente a conceptos que se reiteran por su importancia, en los que el tono de la voz del profesor se detiene, etc. Y el registro debe hacerse en letra de la mayor claridad posible (el apunte que al llegar a casa “no sé lo que puse” no sirve, porque predispone mal al momento de estudiar).
5. Si el profesor, en su exposición, se aleja del tema central, es conveniente dejar de tomar apuntes y esperar que vuelva al hilo conductor de la clase. Si “nos perdemos” en su discurso, con una pregunta nuestra lo podemos “hacer volver” al tema principal.
6. No ayuda a tomar buenos apuntes, sentarnos al lado de un compañero o compañera con quien nos dispersamos fácilmente.
Si hasta aquí te parecen útiles éstos consejos, podemos seguir en próximas entradas sugiriendo algunas técnicas específicas para que nuestros apuntes nos ayuden en el estudio. Y más adelante tratar de respondernos a la pregunta ¿podemos estudiar DE los apuntes?

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