miércoles, 9 de julio de 2008

Día de la Independencia

A solicitud de la Dirección del Instituto he aquí las notas que sirvieron para la reflexión realizada con motivo del Aniversario de la Declaración de Nuestra Independencia.

Leía días pasados un artículo periodístico del año 1944 en el que su autor - un gran olvidado de la educación argentina pese a ser una de las personas de más profundas y comprometidas reflexiones que dio el siglo XX (1) - se preguntaba sobre el sentido de los actos escolares. Parece ser que en aquellos días un decreto ministerial había dispuesto un calendario escolar plagado de celebraciones a la que los niños y escolares, en general le encontraban poco sentido. Y en las reflexiones , expresaba el autor, "...no se puede hacer reír a la gente por decreto, tampoco se la puede hacer sentir...".
En este orden de ideas no estoy yo aquí hoy, en esta noche en el patio del Instituto, para hacerles sentir nada con relación a la fecha que nos convoca. Sólo vengo a comunicarles algunas reflexiones; a manifestarles que sentido tiene esta fecha, desde esas reflexiones.
En realidad se trata de que cada uno de nosotros descubra por sí mismo que estamos ante las vísperas de una fiesta: en principio esto es el 9 de julio, una fiesta, una festividad. Toda fiesta verdadera se basa en la necesidad de descubrir que he recibido un don espiritual, y la fiesta se cumple, se hace efectiva, en la recepción de ese don espiritual, el cual, por el hecho de recibirse aúna y unifica las voluntades personales. Cada uno de nosotros puede pensar, en este sentido, esas fiestas personales de las que participamos: un nacimiento, un bautismo, un cumpleaños. Se da en ellas esta dinámica entre lo que se recibe y lo que se acepta para que la fiesta se cumpla. Gesto que queda plasmado a través de los regalos que hacemos o recibimos en esas ocasiones.
Nueve de Julio es, herencia recibida y, por ello, comunica la idea de Patria (lo recibido viene de los padres). ¿Quiénes reconocen esta idea? Los piadosos, los que viven la virtud de la piedad; hoy casi olvidada, o confundida con la religiosidad, siendo que son distintas. Los piadosos completan el acto festivo en la recepción de esa herencia recibida.
¿Quiénes son estas personas que reciben la herencia? Los que van naciendo; así la idea de Patria se completa con la de Nación. Por eso la Nación se convierte en un quehacer de los que van naciendo, en una misión, que hace que la idea de Patria se dinamice. Y así como la herencia de la Patria la reciben los piadosos, la Nación la construyen los justos. La justicia es la virtud propia de los que construyen las naciones; así como las injusticias la destruyen.
Entre el legado (Patria) , la herencia, del pasado y el futuro (Nación) está nuestra adhesión presente que produce un puente, un pasaje, de lo recibido para que se complete el acto de recepción de la herencia. Es ahí donde aparece la Tradición. En este sentido este encuentro es un acto tradicional.
En el presente ese dinamismo creativo enriquecedor de lo recibido para promoverlo en herencia acrecentada a las generaciones futuras, es obra de patriotas. Los Patriotas no son cosa del pasado; el patriotismo es una virtud que se ejerce en presente, como todas las virtudes.
Al respecto, Santo Tomás de Aquino, el Patrono de esta casa señala que "...todo acto virtuoso no debe superar ciertos límites so pena de dejar de ser virtuoso para convertirse en vicioso..." (2).
Siguiendo en esto a Aristóteles, nos pone de manifiesto una actitud vital de la que cualquiera de nosotros tiene experiencia.
Así también sucede con el patriotismo. Esta virtud se enfrenta hoy a las dos desviaciones que tientan a los patriotas contemporáneos. Una por exceso y la otra por defecto.
Por exceso los nacionalismos que en la exaltación de la propia herencia recibida terminan por avasallar la de los otros pueblos, negándoles la posibilidad de la existencia, aún hasta aniquilarlos. El reciente siglo XX está lleno de testimonios de estas experiencias históricas.
Por defecto el internacionalismo o globalismo que, negador de las diferencias pretende la uniformidad de conciencias bajo variados pretextos, por ejemplo, hoy la denominada Carta de la Tierra, o las variadas formas de internacionales (socialistas comunistas, liberales, etc.), de las que también hay vasta experiencia en los siglos precedentes.
Tucumán y los Congresales son, a mi juicio, un ejemplo de patriotismo porque en su presente no renegaron de la herencia recibida, ni se anquilosaron con lo meramente recibido, lo recrearon creativamente. Que todo acto de independencia es eminentemente creativo. Tampoco se sumaron a las propuestas de las potencias de la época como un mero apéndice; potencias que los tentaban con dejar de ser parte de un imperio para ser parte de otro.
Y ahora me pregunta y les pregunto: ¿conozco los nombres de los Congresales? ¿Conozco al menos el nombre del Presidente del Congreso que nos legó la Independencia? Si nuestra respuesta es no, entonces no lo amamos. No hay verdadero amor de lo anónimo; se ama siempre a alguien, con rostro, con nombre. (3) El anónimo amor a "la humanidad", o "la libertad" o a la "igualdad", es pura retórica facilista moderna que, en nombre de las utopías deja morir a los contemporáneos de hambre y sed de justicia.
Sólo el amor a la Patria Argentina, así con nombre, en el nombre de las personas de su pueblo - cada uno de nosotros puede recordar el nombre de cada vecino, cada familiar - ; sólo en el ejercicio cotidiano de acrecentamiento creativo de la herencia recibida, se forjan naciones capaces del reconocimiento de la diversidad del otro con su propia Patria en el concierto de las naciones.
Ayer, cuando pinté con mi hijo Lucas, él por primera vez la provincia de Tucumán en el mapa de Argentina, volví a renovar la conciencia de la herencia recibida. Quiera Dios - que forma parte de esa herencia - ayudarme y ayudarnos a que, en mi quehacer cotidiano obre con justicia, porque sin ella estaré y estaremos privando de la herencia a las generaciones que van naciendo.
¿Que no te gusta la herencia recibida? Pues acreciéntala, no la dilapides. ¿Quieres sentarte cómodo y poner esa herencia a qué dé intereses? Lamento decirte que no hay bancos para depositar patriotas o patriotismo; porque ser patriota es un "capital de riesgo", si me permiten la expresión; requiere mano de obra forjada en el yunque del esfuerzo desde la aurora hasta el poniente. El patriotismo no cotiza en la bolsa, y en él , se te va la vida.

(1) Leonardo Castellani en "Las canciones de militis"
(2) Comment. in Lc. lib VII: PL 15, 1827
(3) Los Congresales vale la pena recordarlos. Por Buenos Aires: Fray Cayetano Rodriguez , el Pbro. Dr. Antonio Sáenz, los abogados Tamás Manuel de Anchorena, José Darregueyra, Esteban Gascón, Pedro José Medrano, Juan José Paso. Por Catamarca: los Pbros. Manuel Antonio de Acevedo y JOsé Eusebioo Colombres. Por Córdoba: el Pbro. Miguel Calixto del Corro ( no firmó el acta de la Independencia porque se le había encargada una comisión para entrevistarse con Artigas). José Antonio Cabrera; Eduardo Perez Bulnes y Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera. Por Jujuy: Teodoro Sanchez de Bustamante. Por Mendoza: Juan Agustín Maza y Tomás Godoy Cruz. Por La Rioja el Pbro Pedro Ignacio de Castro Barros. Por Salta: los dres. José Mariano Boedo y José Ignacio Gorriti. Por San Juan: Francisco Narciso Laprida, a quine le tocó presidir el Congreso el día de la Declaración de nuestra independencia, y el Pbro Dom. fray Justo Santa María de Oro. Por San Luis: Juan Martín de Pueyrredón. Por Santiago del Estero: los pbros. Pedro León Gallo y Pedro Francisco Uriarte. POr Tucumán: los sacerdotes Pedro Miguel Aráoz y José Ignacio Thamés. Por Charcas: el Pbro Felipe Antonio de Iriarte, Mariano José Sanchez de Loria, Jose´Mariano Serrano y José Severo Feliciano Malabia. Por Chichas: el Pbro. Andrés Pacheco de Melo. Por Cochabamba: el médico PedroCarrasco. Por Mizque: Pedro Ignacio de Rivera. De estosCongresales 29 firmaron el acta del 9 de Julio de 1816, de los cuales 17 eran abogados, uno sin profesión, y once eran sacerdotes.

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