martes, 18 de octubre de 2011

HISTORIAS DE VIDA.

Conociendo a Cata

En esta oportunidad nos gustaría compartir con ustedes, el testimonio de una madre que da cuenta de que un niño discapacitado, “es un niño”. No un síndrome, una enfermedad, ni una parte anatómica por más que existan especialistas que así lo vean.
Esta madre no desea solo ofrecer un testimonio, sino el real impacto que tuvo en ella co
mo persona. Madre de Catalina, que nació con un diagnostico de encefalopatía hipóxica-isquémica, afectando los centros cerebrales que controlan el movimiento acompañado de otros problemas. Definiendo a Catalina como una persona con multidiscapacidades. Por lo que para atender estas necesidades interviene un equipo interdisciplinario, compuesto por una diversidad de especialistas. Cuenta que en este camino muchas veces tuvo la sensación de tener más de una hija, que cata. Las miradas de los profesionales la transformaban en hueso, un estomago, un pulmón, un corazón, sintiendo que en cada consulta le devolvía una parte de ella, y para muchos terapeutas y especialistas eso era cata.
Entonces…
¿Quién debía armar los pedazos de este rompecabezas en que la había convertido?
En su primer contacto con neonatología, solo recuerda cables, sondas, jeringas, “no la toque”, “saiga por favor, está muy grave”, y en el momento exacto en que se rompía el fino equilibrio entre la razón y la locura, en el momento que esta madre no sabía si ya la quería viva, la voz de su esposo las salva “se parece a mí, es hermosa”, “bésala, olela, sentila es tu hija”. Como le vamos a decir, ¿Cata o Caty? Fue esta voz quien le devolvió su condición de niña, la nombro y la reconoció. Ganando así la primera batalla, aunque no habría descanso, ya que en estos recorridos son más las frustraciones que las alegrías, su madre había aprendido una gran lección, enamorarse de cata, de su vida, tal como era.
Si esta madre, hubiese elegido pensar en lo que no tiene y resolver todos y cada uno de los problemas que abordaron tantos médicos y terapeutas, entonces nunca hubiera reconstruido el rompecabezas, porque al encajar una pieza se desacomodaban otras. Por lo que decidió vivir su vida con ella, amarla, devolverle el sentido a su vida, muchas veces preguntándose ¿Qué hace un niño de su edad?, tratando de acercarla a ese mundo que le había sido negado.
Por lo que hoy decidió dar testimonios, contar lo lindo que es ser la madre de Cata, defendiendo su nombre, su historia, dándole su voz, escuchándola para que así la escucharan…
Para algunos eran padres alterados, “pobres padres”, pero para otros valió la pena, entonces comenzó una nueva etapa, con un nuevo equipo, que la alojo y le dio su lugar de niña. Con un médico que un sus visitas la reconoció, la nombro, “hola Cata, ¿cómo estás?, hermosas colitas te hiciste hoy”.
Cata nació el 17 de abril del 2000, y falleció en junio del 2009, pero su vida no fue una tragedia, fue para su madre una oportunidad de crecimiento, de la que hoy intentó dejar su testimonio, para que todos aquellos que nos dediquemos a trabajar con niños y a adolescentes, que poseen discapacidades diferentes, podamos comprometernos con sus historias, con su vida y con sus posibilidades, no con sus carencias, tiene un nombre, no son etiquetas…


sin ser maestros...todos los días nos dan una lección de VIDA

los verdaderos valores ningún libro los enseña

Aprende de ellos lo que significa:la alegría de vivir…

sin importar los impedimentos la entereza para enfrentar la lucha…

sin importar los obstáculos el empeño por ser mejores…a costa de todo
el verdadero amor…a tus semejantes




Adapatación a partir del relato de Silvana Corso, madre de Catalina. en resvista "el cisne". Abril 2011.


Cintia, Romina, María, Paula.

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