En principio, el acceso a la educación no era para todos, sino para los avanzados, los civilizados, como diría Sarmiento; pero el pobre, el marginado, el “bárbaro” si se quiere, no tenía siquiera oportunidad.
Hoy en día la cosa es bastante diferente, el ingreso y sostenimiento en el Sistema Educativo es un derecho en Argentina, regido por una Ley Nacional de Educación (la 26.206), la cual plantea que el Estado Nacional, las Provincias
y
permanente y de calidad para todos/as los/as habitantes de
A esta escuela nos referimos aquí, a la escuela del siglo XXI, con la que nos enfrentamos en la cotidianeidad de nuestras vidas, y aquella que se ha ido formando a partir d
e la historia que la acompaña, porque para llegar a esta escuela de hoy fue necesaria la escuela de ayer.
La escuela, sea de gestión estatal o privada, debe brindarse a
Ahora si podemos pensar en la escuela como un agente mas en el proceso de subjetivación de las personas. Allí
construimos muchos rasgos de nuestra personalidad, valores, sentimientos, aprehendemos la historia, seguimos aprendiendo cómo relacionarnos con quienes nos rodean y mucho mas.
Teniendo en cuenta esta manera de pensar a la escuela, es importante abrir la pregunta, plantearse interrogantes acerca de ¿Qué le pasa a este niño que tengo frente a mis ojos? ¿Cómo puedo ayudarlo? ¿Cómo ve a la escuela este
niño?, entre otras que puedan ocurrírsenos.
Siguiendo esta misma línea de ideas, Koplow plantea un proyecto para pensar la escuela desde la educación sentimental, y este es un punto al que no podemos dejar de atender si queremos que la escuela sea para el niño y su familia un referente de vida. En Escuelas que curan, Koplow nos hace ver ese entramado de redes que se produce entre el sujeto, la familia y la escuela; en esa interacción gira por bastante tiempo la vida de cada niño, y es allí a donde debemos atender para permitirle llevar una vida emocionalmente saludable.
En relación a la subjetividad, la escuela resulta ser un agente de construcción, porque se transforma en un segundo hogar, no solo como refugio físico sino también como refugio que aloja sentimientos. La escuela aporta un granito de arena para que cada uno pueda explayarse, mostrar su ser, su creatividad, su imaginación, su conococimiento, su desconocimiento, sus alegrías, sus tristezas, sus preocupaciones, sus…muchas cosas más.
Lo importante es poder abrir los ojos y ver que no se trata solo de responder a un funcionamiento sistemático, a través del cual si bien se impulsan políticas públicas de bien social, no se deja de responder a un pensamiento hegemónico para que el sistema siga funcionando. Se trata de poder ver más allá de lo que tenemos enfrente de nuestros ojos, encontrarnos con su historia, aquella que lo fundamenta y lo acompaña, para en la práctica brindarle lo que realmente necesita como sujeto singular.
No solo desde el espacio psicopedagógico se plantea esta temática respecto de la escuela como constructora de subjetividad, sino desde todo el ámbito educativo, tal vez no sea la labor más fácil, pero si será darle a los niños una mano para seguir adelante, qué mejor que la gratificación de sentir que el paso por la escuela de un niño sea una experiencia que valga la pena vivir.
BIBLIOGRAFÍA
- KOPLOW, L. Escuelas que curan. Ed Troquel. Bs. As. 2005
- Ley Nacional de Educación 26.206
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