Un herramienta en la red para la Tecnicatura en Psicopedagogía del Instituto Santo Tomás de Aquino de Azul, abierto a quienes nos ayudan a pensar nuestra formación de grado.
La nota me pareció excelente, y lo que tengo para decir sobre estos pequeños filósofos desde mi punto de vista, es que ese nivel de imaginación que tienen es algo que a muchos adolescentes o adultos le gustaría seguir conservando siempre, pero que se hace difícil ya sea por las cargas horarias de trabajo que cada uno tengo, o simplemente por cada situación que deben afrontar por el hecho de ser adultos. Ese filosofar en los niños les brinda instrumentos adecuados en el momento en que empiezan a interrogarse acerca del mundo y de su inserción en él. Los niños son grandes filósofos y plantean preguntas que nos resultan sorprendentes, ya a veces difíciles de responder. Creo que una de las cosas más importantes que necesita un niño, además de jugar, es ser escuchado, poder expresar lo que siente, pero generalmente quienes están cerca de él viven apurados o con demasiados problemas. Cuando un niño se encuentra sí mismo mediante un libro por ejemplo, abre la posibilidad de que sus emociones fluyan internamente y es ahí donde empieza a imaginar, a filosofar. Es una especie de liberación a sus pensamientos, creo nunca deberían perderse esas ganas de filosofar. Los hombres filosofan, y siempre lo van a hacer. Maria Paz Quattrocchio. Instituto Santo Tomas de Aquino. Primer año de Psicopedagogia.
Este texto me recuerda un texto visto en clases, el cual postulaba que los niños eran los que tenían un poder natural para filosofar. Son los que hacen preguntas tales como “¿De donde vengo?”. A esos interrogantes se suma una audacia que sólo se tiene en esa etapa de la vida para buscar las respuestas. El adulto muchas veces se asombra de la capacidad de estos niños para hacer este tipo de preguntas que muchas veces los deja sin respuesta alguna. Los niños tienen la facilidad de creer en lo imaginario, en cambio los adultos no, sino que nos limitamos a optar por lo que rige la razón, la realidad. Es por ello que decimos que son los niños los que filosofan con mayor placer. Nahir Salicio. Instituto Santo Tomas de Aquino. Primer año de Psicopedagogia, comision B.
El verdad filosofar proviene de los niños, realmente se los puede considerar “pequeños filósofos”. Desde mi experiencia personal, como hermana mayor, eh escuchado a mis hermanitos realizarse varias preguntas con respecto al origen de las cosas, entre otras cosas… Hace alrededor de un mes caminando una noche con el menor de mis hermanitos de 5 años: Gonzalo, mirábamos el cielo porque nos llama la atención la luna llena; Gonza me decía que él cuando era mas chico había planeado con un compañerito construir una escalera larguísima para poder llegar a la luna, luego.. Continuamos hablando del cielo y me contó que para él el cielo era como una tela con dibujos (la luna y las estrellas) que cubría todo el planeta. En ese momento me di cuenta de la capacidad de imaginación que tenían los niños y de la imposibilidad que muchas veces se les presenta a los mas grandes de poder contestar o acércalos un poco mas a lo que es la realidad. Rocío de los Ángeles Flores. Instituto Santo Tomas de Aquino. Primer año Psicopedagogía.
La nota me resulto muy interesante. Me dejo pensando sobre los amigos imaginarios que tienen los niños, siempre creí que lo hacían por que necesitaban mas atención de sus padres, o por que simplemente no tenían hermanos ni amigos con quien compartir. Comprendí que por poseer una gran capacidad filosófica (ya que preguntan y cuestionan todo el mundo que los rodea, en busca de respuestas ) pueden teorizar su mundo de fantasías. Que lindo seria poder filosofar como cuando eramos niños. no?
4 comentarios:
La nota me pareció excelente, y lo que tengo para decir sobre estos pequeños filósofos desde mi punto de vista, es que ese nivel de imaginación que tienen es algo que a muchos adolescentes o adultos le gustaría seguir conservando siempre, pero que se hace difícil ya sea por las cargas horarias de trabajo que cada uno tengo, o simplemente por cada situación que deben afrontar por el hecho de ser adultos.
Ese filosofar en los niños les brinda instrumentos adecuados en el momento en que empiezan a interrogarse acerca del mundo y de su inserción en él.
Los niños son grandes filósofos y plantean preguntas que nos resultan sorprendentes, ya a veces difíciles de responder.
Creo que una de las cosas más importantes que necesita un niño, además de jugar, es ser escuchado, poder expresar lo que siente, pero generalmente quienes están cerca de él viven apurados o con demasiados problemas. Cuando un niño se encuentra sí mismo mediante un libro por ejemplo, abre la posibilidad de que sus emociones fluyan internamente y es ahí donde empieza a imaginar, a filosofar. Es una especie de liberación a sus pensamientos, creo nunca deberían perderse esas ganas de filosofar. Los hombres filosofan, y siempre lo van a hacer.
Maria Paz Quattrocchio.
Instituto Santo Tomas de Aquino.
Primer año de Psicopedagogia.
Este texto me recuerda un texto visto en clases, el cual postulaba que los niños eran los que tenían un poder natural para filosofar. Son los que hacen preguntas tales como “¿De donde vengo?”. A esos interrogantes se suma una audacia que sólo se tiene en esa etapa de la vida para buscar las respuestas. El adulto muchas veces se asombra de la capacidad de estos niños para hacer este tipo de preguntas que muchas veces los deja sin respuesta alguna.
Los niños tienen la facilidad de creer en lo imaginario, en cambio los adultos no, sino que nos limitamos a optar por lo que rige la razón, la realidad. Es por ello que decimos que son los niños los que filosofan con mayor placer.
Nahir Salicio.
Instituto Santo Tomas de Aquino.
Primer año de Psicopedagogia, comision B.
El verdad filosofar proviene de los niños, realmente se los puede considerar “pequeños filósofos”. Desde mi experiencia personal, como hermana mayor, eh escuchado a mis hermanitos realizarse varias preguntas con respecto al origen de las cosas, entre otras cosas… Hace alrededor de un mes caminando una noche con el menor de mis hermanitos de 5 años: Gonzalo, mirábamos el cielo porque nos llama la atención la luna llena; Gonza me decía que él cuando era mas chico había planeado con un compañerito construir una escalera larguísima para poder llegar a la luna, luego.. Continuamos hablando del cielo y me contó que para él el cielo era como una tela con dibujos (la luna y las estrellas) que cubría todo el planeta. En ese momento me di cuenta de la capacidad de imaginación que tenían los niños y de la imposibilidad que muchas veces se les presenta a los mas grandes de poder contestar o acércalos un poco mas a lo que es la realidad.
Rocío de los Ángeles Flores.
Instituto Santo Tomas de Aquino.
Primer año Psicopedagogía.
La nota me resulto muy interesante. Me dejo pensando sobre los amigos imaginarios que tienen los niños, siempre creí que lo hacían por que necesitaban mas atención de sus padres, o por que simplemente no tenían hermanos ni amigos con quien compartir.
Comprendí que por poseer una gran capacidad filosófica (ya que preguntan y cuestionan todo el mundo que los rodea, en busca de respuestas ) pueden teorizar su mundo de fantasías.
Que lindo seria poder filosofar como cuando eramos niños. no?
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