sábado, 27 de agosto de 2011

Escuela e integración. Una perspectiva desde la Psicopedagogía




El tema del cual venimos hablando desde la primera redacción en este blog es “La Discapacidad”, planteándola desde el punto de vista de aceptar las diferencias, de decirle “NO y BASTA” a la discriminación, a los prejuicios, a las miradas deficitarias hacia personas que poseen una discapacidad determinada. Ahora queda un punto muy importante que es, en este caso, la integración escolar de niños/jóvenes con alguna discapacidad. Es muy importante que nosotras como Psicopedagogas podamos saber de qué se trata la integración, porque no es algo fácil que se da de un día para otro, sino que es un proceso en el cual es importante la toma de conciencia por parte de TODA la institución que va a integrar a una persona con una discapacidad.

La integración escolar brinda la posibilidad de que cualquier niño que presenta Necesidades Educativas Especiales pueda tener acceso a un espacio donde se desenvuelven también los chicos comunes y eso facilita su inclusión social y laboral.

La integración se diferencia de inclusión, debido a que inclusión tiene que ver con los derechos de los niños y jóvenes de tener acceso a la escolaridad, considerando que todos deben pertenecer al Sistema Educativo, lo que no quiere decir que todos asistan a escuela común, sino que algunos requieren de escuela especial.

Por lo tanto, integración e inclusión educativa son dos desafíos importantes que definen dos políticas diferentes, pero complementarias, con puntos en común. En primer lugar y fundamental tienen el común desafío de garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas.Nosotras planteamos que la integración como ideología debe sostenerse en el principio de valoración de las diferencias. Atención a la diversidad e introducir el concepto de Necesidades Educativas Especiales (NEE), incluir a todos borrando las especificidades, que los integrados no aparezcan aislados, solos y que la integración no sea una simple colocación del Sujeto en el Sistema Educativo.

Parece importante, entonces poder definir qué son las NEE: “las NEE son las que experimentan aquellas personas que para acceder al proceso de construcción de las experiencias de aprendizaje establecidas en el Diseño Curricular requieren de ayudas o recursos que no están habitualmente disponibles en su contexto educativo. Por lo tanto, Especial no se refiere a una característica del sujeto, a un atributo, sino que lo especial son las particulares necesidades de aprender que cada sujeto tenga y que surgen de los modos subjetivos de cada uno de construir un saber”.


Entonces al pensar la integración, se debe pensar no en la simple colocación del niño/joven en un aula, para que aprenda los contenidos obligatorios de las materias, sino que se debe pensar en un proceso en el cual deben estar involucrados todos los actores de la institución y no solamente docentes. Con actores nos referimos a docentes, directivos, compañeros del aula, compañeros de otras aulas, todos los docentes de todas las aulas, personal de limpieza, personal que atiende kiosco, fotocopiadora, personal de biblioteca, padres de alumnos. Todos los que forman o formamos parte de una institución, debemos ayudar a que esa PERSONA se sienta apoyada por parte de todos porque si esto no se da es difícil poder integrarlo/a.

Decimos PERSONA con mayúscula, porque debemos atender a esa persona en particular, especifica, con características propias, debemos prestar atención a sus ideas, sus pensamientos, debemos atender a una persona singular que tiene un nombre y apellido y que no es simplemente “Una persona discapacitada” o con “una capacidad diferente”, esa persona es única y debemos respetarla como tal.

Otro punto importante a destacar es la estructura de la institución, es decir la disponibilidad de espacios y diferentes apoyos para que la integración sea efectiva. Por ejemplo: colocación de rampas en caso de personas que usen sillas de ruedas, colocación de luces especiales, utilización de apoyaturas visuales, colocación de carteles que guíen a los alumnos, baños adaptados, etc. Son diferentes cambios que habría que hacen en cuanto a la estructura “Normal” de una institución que modificándola llevarían a una integración satisfactoria.

Y para finalizar rescatamos un punto importante que es el trabajo en equipo. Es muy importante la colaboración, el respeto, la comunicación constante, la responsabilidad de los actores de la institución, como ya se señaló antes. Que todos sean partícipes y que entre ellos haya contacto permanente para poder debatir, discutir y apoyarse entre ellos en cuanto a la integración. Siempre un trabajo en equipo será más efectivo porque habrá diferentes opiniones, puntos de vista, pensamientos que irán colaborando para que la persona integrada pueda aprovechar de poder estar en una institución común y poder compartir con otras personas un espacio, un tiempo, un lugar.


Publicado por:

Acuña Debora, Agosta Victoria, Catalá Fátima y Cintia Ibañez


Bibliografía utilizada:

  • Dubrovsky, S. La integración escolar como problemática profesional. Noveduc, Buenos Aires, 2005. Cap. 1
  • Entrevista a la Lic. Sara Bozzo. Revista Psignos N° 34, año 2007. Eje temático: "la integración escolar"
  • Filidoro, Norma. "Nuevas Formas de exclusión". En: Educación especial. Inclusión educativa. Nuevas formas de exclusión. Ed. Novedades educativas, Buenos Aires, 2003

miércoles, 24 de agosto de 2011

Jóvenes como vos

Se realizó en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud y quizás te interese ver un resumen de  las actividades realizadas por Jóvenes como vos, quienes desde distintas partes del mundo se reunieron para compartir experiencias y afrontar unidos los desafíos del siglo XXI.
Un resumen de la Jornada puedes encontrar haciendo CLIK AQUÍ

miércoles, 3 de agosto de 2011

Familia y discapacidad

Lealtades y traiciones.

La familia se construye por el entrelazamiento de vìnculos entre sus integrantes y está atravesada por una historia que la precede y la constituye en su devenir. Esa historia es singular y múltiples, con particularidades y sucesos en común con otros que atraviesan por situaciones similares y diferentes. Las familias que cuentan con una persona con discapacidad entre sus miembros -sin que importe cùando haya sido el momento de su apariciòn- se enfrentan a procesos de cambio, de aceptaciòn y de rechazo de esta condiciòn en diferentes circunstancias ìntimas, privadas y pùblicas.

Cada persona es un sujeto: somos con y junto a otros, tal como sucede dentro de una familia. Generalmente se hace hincapiè en las situaciones que acontecen puertas adentro de una familia ante la discapacidad de uno de sus miembros, pero esta visiòn es parcial e injusta. El problema de la discapacidad no es un estigma que cae sobre una familia y queda dentro, sino una circunstancia social y compartida con otros, con quienes se construyen respuestas y estrategias desde el mismo momento en que se instala la discapacidad. El imaginario social de la discapacidad centrado en el paradigma del dèficit es una carga muy pesada que esa familia arrastra cada vez que la persona con discapacidad requiere anclajes sociales de pertenencia que implican a otros, esos otros que no son la propia familia.

Cada persona con discapacidad es diferente por sus propias características así como por su entorno y la interacción que establece con él. El papel del ambiente que rodea a la persona con discapacidad, ya sea niño o adulto, influye directamente y con la misma importancia que las características individuales de la persona en la construcción social que se hace de la discapacidad. En ese ambiente, es la familia el lugar primero, principal, y más permanente de apoyo para el individuo, y de cuya actuación va a depender sin lugar a dudas muchas de las expectativas, posibilidades y bienestar de la persona.
Las familias que tienen un miembro con discapacidad se ven involucradas en desempeñar un mayor número de tareas y roles personales que las familias cuyos miembros no presentas esas características.
En la investigación y aproximación al estudio de las familias con discapacidad muchas veces se ha orientado el análisis subrayando el estrés que padecen las familias con miembros con discapacidades.
El estrés familiar mantiene una estrecha relación con el grado de bienestar e integridad de la familia, así como con la salud física y mental de cada uno de sus miembros. Existe un amplio acuerdo sobre el alto nivel de estrés al que están sometidas las familias con hijos con discapacidad, que está motivado por distintos acontecimientos que rodean a la situación del niño: enfrentarse al diagnóstico, a su cuidado diario, a los contactos con el sistema de servicios sociales, con el dolor crónico e intenso, con el aislamiento, los cuidados agregados que el niño o adulto necesita, los trastornos del sueño, o los problemas de comportamiento.
La adaptación o la falta de ajuste familiar no depende exclusivamente de la presencia o ausencia de estrés, sino que es la interacción entre el suceso estresante, los recursos de la familia y la estimación de la seriedad del suceso, lo que determina el grado en que la familia será vulnerable al estrés y a las crisis.
La mayor parte de las familias en cuyo seno vive un niño o adulto con discapacidad no presentan problemas graves de adaptación o estrés. Por tanto, podría hablarse de la existencia de una serie de aspectos de la persona y su discapacidad (gravedad del déficit, extensión,duración, comorbilidad, etc.), y de la situación y contexto en que se dan (interacción padres-hijo, apoyo social, recursos familiares y económicos, percepción positiva de la situación, y otros) que pueden influir para agravar o para aliviar el potencial estrés en el que la familia se puede encontrar inmersa.
El que no sea lo mas frecuente las situaciones de estrés no implica que las familias con hijos con discapacidad no tengan necesiades de apoyo. Al contrario, un hijo con discapacidad implica muchas mas necesidades de apoyo personal y social que un hijo sin discapacidad, pues debe superar muchas mas situaciones difíciles. Además, a mayor discapacidad, en extensión, gravedad o duración, las necesidades de apoyo se multiplican. Por eso tiene sentido preocuparse de y hablar sobre la calidad de vida de las familias junto a la calidad de vida de los hijos con discapacidad.

Pareciera que, para quienes no viven de cerca la discapacidad, la persona con discapacidad (especialmente intelectual) constituyera una traiciòn a la (supuesta) perefecciòn del gènero humano. Suponemos la existencia de esa traiciòn porque se responde traicionàndolas, negàndoles la posibilidad de vivir vidas reales y normales, como a quien comete un acto tan abyecto que no merece seguir viviendo con el resto. Tambièn en el habitual desdén y la negligencia de las pràcticas de algunos profesionales e instituciones que no honran la dimensiòn subjetiva-humana y reducen al niño, al joven o al adulto con discapacidad intelectual a ser un "objeto de derivaciòn" hacia àmbitos segregados o especiales, resultando entonces excluido y expulsado de los àmbitos comunes a todos. En el preciso instante en el que la persona con discapacidad necesita un acto de inclusiòn que no se conrecta, se vivencia el rechazo, la ignorancia, la desvalorización. Los actos de exclusiòn sòlo pueden repararse con explìcitos actos inclusivos.

La sociedad es desleal y engañosa con las personas con discapacidad intelectual y sus familias cuando:

- es necesario un recurso de amparo para que se cumplan sus derechos ciudadanos;

- no se cumple el 4% del cupo laboral previsto para las personas con discapacidades;

- se hipoteca su futuro presuponièndoles un estado de minoridad eterna y declaràndolos incapaces, prejuzgando que su consentimiento va a estar siempre viciado;

- se los manipula, se los somete a abusos fìsicos y psicològicos y nadie reacciona para rescatarlos de los posibles malos tratos con tal de no generar situaciones institucionales incòmodas;

- se les veda la oportunidad de aprender, vivir autònomamente, participar en la vida de sus comunidades.

Estas traiciones se perpetùan porque las personas con discapacidad intelectual son mal pensadas. No porque ellas piensen mal, sino porque los otros las piensan mal desde hace muchos siglos, una condena social que aùn hoy no termina de revertirse, porque està revestida de benevolencia y cuidado. Se las piensa mal cuando se las rechaza, pero tambièn cuando nos da làstima su condiciòn e intentamos compensar con dàdivas su supuesta falta e incapacidad, esto es algo que todos deberíamos ponernos a pensar, si realmente formamos parte de este pensamiento que no incluye sino que excluye a toda persona que posee una discapacidad.


Autoras: Acuña Debora,
Agosta Victoria,
Catalá Fátima,
Ibañez Cintia.

Bibliografía.
¿Son o se hacen?: el campo de la discapacidad intelectual estudiado a través de recorridos múltiples/ Andrea Aznar y Diego Gonzáles Castañón: con prólogo de: Isabelino Siede- primera ed.- Buenos Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico, 2008.